Historia y Evolución de la Mecanografia

El hombre moderno ha encontrado en la escritura a máquina el mejor medio para la comunicación escrita - o procesamiento de palabras como se le llama actualmente - ya que es una necesidad, cualquiera que sea la profesión a la que se dedique.

En la actualidad contamos con muy avanzados medios para escribir con rapidez y facilidad en máquinas eléctricas que cuentan con dispositivos electrónicos para corrección de errores o que pueden repetir en original una misma misiva muchas veces. Le llevó al hombre muchos años y muchos esfuerzos de investigación lograr este valioso instrumento de trabajo.

El primer intento de crear una máquina de escribir data de 1714. El registro de la patente la describía como "una máquina artificial con métodos para imprimir o transcribir letras". Ya no existen los dibujos del diseño de esta máquina.

Otros hilos importantes en la evolución de este invento son la creación en la Francia del siglo XVIII de una máquina que permita escribir a los ciegos y en 1829, en Estados Unidos de una máquina llamada tipógrafo, que consistía en una impresora cuyos tipos estaban colocados en semicírculos.

Muchas máquinas y muchos modelos mejorados siguieron, pero no eran de uso práctico, eran grandes, voluminosas - algunas se semejaban a los pianos en tamaño y forma - y escribían con gran lentitud, hasta que en 1867 un inventor norteamericano Christopher Latham Sholes, leyendo un artículo de la Revista Scientific American, en el que describían una máquina inventada en Inglaterra se propuso crear una máquina con verdadero uso práctico. Su segundo modelo lo patentó en 1868. Esta máquina por primera vez escribía más rápido que la pluma y fue mejorada en los siguientes años, hasta que en 1873 Sholes firmó un contrato con la compañía E. Remington & Sons, de Nueva York, por lo que las primeras máquinas que se lanzaron al mercado en 1874 llevan la marca Remintong. Sus principales innovaciones eran los espacios entre renglones y un sistema de retroceso.

Se dice que el gran escritor Mark Twain fue el primer autor que escribió un libro a máquina; existe además una carta dirigida a su hermano, quizá la primera escrita a máquina. Esta máquina escribía únicamente mayúsculas.

La máquina de escribir fue mejorándose hasta llegar a las actuales IBM eléctricas de disco. En estas, es el disco lo que se mueve y no el carro, lo que permote desarrollar a gran velocidad en la escritura con un mínimo de esfuerzo.

El mayor adelanto logrado en el procesamiento de palabras lo realiza la compañía IBM con su equipo MC B2, que gracias a su avanzada tecnología permite combinar una memoria electrónica con un teclado electrónico y tarjetas magnéticas, lo que le da una velocidad y una precisión inmejorables.

Estos adelantos permiten al hombre una comunicación rápida y eficaz, necesaria en todos los confines del mundo y en todo tipo de actividades. De ahí que el aprendizaje de la mecanografía sea indispensable en la vida moderna para todas las personas de todas las edades, principalmente el estudiante que encuentra en ello un elemento de comunicación inmejorable.

Twain compró una y con ella copió el manuscrito de La vida en el Misisipi. Las muestras escritas a máquina se vendían como recuerdo en las ferias a 25 centavos cada una; pero pocas personas se decidían a pagar 125 dólares por una máquina cuya utilidad era muy discutible y tal vez no funcionara.

Sin embargo la escritura a mano estaba amenazada de muerte en el mundo de los negocios, aunque la gente no se daba aún cuenta de ello. Samuel Morse había dado el primer paso 33 años antes cuando patentó el telégrafo eléctrico; los operadores de éste pronto descubrieron que podían recibir textos en código Morse mucho más de prisa que escribirlos. Los taquígrafos tenían un problema similar, traducían sus signos con demasiada rapidez para escribirlos en lenguaje ordinario. Se sentía, por tanto, de un modo imperioso, la necesidad de contar con un medio de escritura que fuera suficientemente rápido.

Antes de 1873, se habían inventado ya muchas máquinas de escribir. Algunas funcionaban como pianos, otras parecían ratoneras o trabajaban como relojes; pero todas eran bastante complicadas, frágiles o muy lentas para competir con la escritura a mano. Sin embargo la nueva máquina que apareció aquel año era diferente, funcionaba. Nació de una sencilla idea. 

   


                                        

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